A cualquiera que siga el ciclismo de carretera, sabía que su final estaba cerca, pero esta manera de acabar no se la merecía un tipo como él. Todos en el pelotón le conocen, saben que tiene un aurea especial a su alrededor, y casi todos los lideres para los que ha trabajado han dicho lo mismo, Chente y los demás. Era el último gregario de Induráin.
Como el mismo ha dicho, se retira con un puñado de victorias pero también siente como suyas las de Induráin, Olano, Chava Jiménez, Zulle, Mancebo, Pereiro o Valverde representa la figura de gregario llevada al extremo, un jefe de ruta capaz de vaciarse hasta la meta en favor de sus compañeros.
Siempre trabajando en la sombra, pero hubo un día en el que brillo más que nadie, vaya día, en el Tour del 2000, el 14 de julio es un día, que solo los franceses luchan por la victoria, es como una norma no escrita en la “Grande Boucle” por ser el día de Francia. Pero él se metió en la escapada buena del día con Nicolás Jalabert y Pascal Hervé, una etapa rompe piernas, pero de un tipo que es capaz de tomar decisiones cruciales a más de 100 pulsaciones, no podía ser de otra manera, ataque a falta de 12 kilómetros en el último repecho y dejo clavados a los compañeros de fuga, solo le basto rodar hasta Draguignan para firmar su victoria más significativa, por el lugar y la fecha.
Ha sido el capitán de ruta, el brazo ejecutor del director desde el coche capaz de controlar la carrera desde dentro, observar y disponer a su equipo y líder. Con su enorme potencia (80kg y 1,85 metros) poseía cualidades de depredador, casi siempre estaba en las escapadas importantes, tenía ese olfato.
Una pena que nos dejes amigo, incluso nada tuvo que ver que la Vuelta el próximo año saliera de tu casa, ya lo tenías decidido. Pero bueno en todas tus temporadas nos has hecho disfrutar, su currículo así lo demuestra 15 participaciones en la Vuelta y 12 en el Tour de Francia, casi nada. Ahora a disfrutar de la familia.
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